El oratorio San Felipe Neri, emblema de La Pepa, reabre sus puertas
El monumento barroco gaditano contará con un centro de interpretación
Era el primer día en el que el oratorio San Felipe Neri reabría sus puertas tras su restauración. Un día de apertura de puertas para el gran público después de que se estrenase para los grandes fastos del bicentenario de la Constitución de 1812. Y, tras el paso de los Reyes y las máximas autoridades del país, el edificio donde se debatió y proclamó la Carta Magna volvió a llenarse. El interés por visitar el recién rehabilitado monumento provocó las primeras colas y la visita de un millar de personas. Es la confirmación de la elevada curiosidad que en Cádiz ha provocado todo lo relacionado con la conmemoración del Doce.
De momento, a la espera de que en abril abra un centro de interpretación en un edificio anexo, al visitante solo le recibe la majestuosidad de este edificio de planta elíptica. Su forma fue clave para ser seleccionado como lugar para el debate de las Cortes, porque era lo más parecido que había a una sede parlamentaria en la capital gaditana. “Es un edificio barroco pero no al que estábamos acostumbrados en España, recargadísimo. Es armónico, diáfano y sereno. Es un espacio recuperado para Cádiz y para la historia del arte”, celebra Antonio Álvarez, asesor del Consorcio del Bicentenario.
El inmueble se pudo levantar gracias a la llegada a Cádiz en el siglo XVII de los padres filipenses, que decidieron fundar allí su iglesia. Pudieron inaugurar el inmueble, bajo el diseño de los arquitectos Vicente Acero y Gaspar Cayón, en 1719, aunque sufrió numerosos destrozos, como la caída de la cúpula, en el terremoto de Lisboa de 1755. En 1811 los diputados que debatían la nueva constitución se trasladaron a su interior, de ahí que sea el mejor símbolo de este doble centenario. Y más cuando es uno de los escasos proyectos que ha llegado a tiempo para la conmemoración. La restauración ha sido sufragada por la Consejería de Obras Públicas.
De momento, a la espera de que en abril abra un centro de interpretación en un edificio anexo, al visitante solo le recibe la majestuosidad de este edificio de planta elíptica. Su forma fue clave para ser seleccionado como lugar para el debate de las Cortes, porque era lo más parecido que había a una sede parlamentaria en la capital gaditana. “Es un edificio barroco pero no al que estábamos acostumbrados en España, recargadísimo. Es armónico, diáfano y sereno. Es un espacio recuperado para Cádiz y para la historia del arte”, celebra Antonio Álvarez, asesor del Consorcio del Bicentenario.
El inmueble se pudo levantar gracias a la llegada a Cádiz en el siglo XVII de los padres filipenses, que decidieron fundar allí su iglesia. Pudieron inaugurar el inmueble, bajo el diseño de los arquitectos Vicente Acero y Gaspar Cayón, en 1719, aunque sufrió numerosos destrozos, como la caída de la cúpula, en el terremoto de Lisboa de 1755. En 1811 los diputados que debatían la nueva constitución se trasladaron a su interior, de ahí que sea el mejor símbolo de este doble centenario. Y más cuando es uno de los escasos proyectos que ha llegado a tiempo para la conmemoración. La restauración ha sido sufragada por la Consejería de Obras Públicas.